A finales del Siglo XIX e inicios del XX, los barrios parisinos de Montmartre y Montparnasse eran el hogar de muchos artistas, escritores e intelectuales empobrecidos. Un inmueble de tres pisos ubicado en el número 13 de la Calle Ravignan conocido inicialmente como La casa trampero comenzó a rentarse en 1885, recibiendo al pintor Maxime Maufra en 1892; pronto se convirtió en un lugar de encuentro de artistas, entre los que destacó la presencia de Paul Gauguin. Entre 1900 y 1904 fue ocupado por dos grupos de artistas: uno de italianos, agrupado en torno al escritor Ardengo Soffici, y uno de españoles encabezado por el escultor Paco Durrio.

Pablo Picasso llega en 1904, entonces sus habitantes eran Kees Van Dongen, Juan Gris, Constantin Brancusi, Amedeo Modigliani, Pierre Mac Orlan y Max Jacob, este último responsable de rebautizar al sitio como Barco-Lavadero, debido a que su estructura de madera recordaba a los barcos amarrados a las orillas del Sena, los cuales eran utilizados como lavaderos, una práctica muy común hasta poco después de la Gran Guerra y muy lenta que consistía en tres fases: la fase infierno, cuando llega la ropa sucia, purgatorio, cuando ya se comenzaba a enjuagar y la tercera cuando la ropa estaba completamente blanca llamada paraíso; se presume que el nombre es otorgado como analogía de lo que sucede al interior de las personas expuestas al arte con el tiempo, como parte del pensamiento místico de Jacob. Otros aseguran que el nombre hace referencia a que era una construcción desvencijada y eternamente sucia que se mecía con el viento, donde hacía mucho calor en verano y mucho frio en invierno, aunado a que los ocupantes estaban uno sobre otro, como en un barco en altamar.

Era tan pobre que carecía de muebles y albergaba 25 talleres y estudios, un factor sustancial pues la concentración de artistas estimulaba la innovación; era un ambiente muy fructífero donde todos se cruzaban e intercambiaban ideas pasando de un taller a otro, fundamental en el desarrollo del cubismo —nacido de la interacción entre Braque y Picasso— y el arte abstracto —con el artista alemán Otto Freundilch—. Por él pasaron diversas generaciones de artistas, tanto clásicos como vanguardistas y locales como extranjeros; en 1907 se expone allí por primera vez Las señoritas de Aviñón de Picasso, y en 1908 se celebra un banquete en honor Henri Rousseau. A raíz de la Primera Guerra Mundial el inmueble va perdiendo relevancia y en 1970 sufre graves daños a consecuencia de un incendio, del cual sobrevive la fachada original; fue reconstruido y en la actualidad sirve como alojamiento para artistas extranjeros.

Entre las muchas personas que llegaron a frecuentar este lugar están Henri Matisse, Fernand Léger, André Derain, Raoul Dufy, Maurice Utrillo, Jean Metzinger, Louis Marcoussis, Guillaume Apollinaire, Alfred Jarry, Jean Cocteau, Raymond Radiguet, Gertrude Stein, Charles Dullin, Harry Baur, Ambroise Vollard, Diego Rivera, Chaim Soutine y Vicente Huidobro, entre otros.