Del Castillo, A. (2021, 10 de septiembre). Torre de Valencia: un edificio polémico, único e icónico. Madrid Secreto. Recuperado de https://madridsecreto.co/torre-valencia/
Contexto
Diseñada por el arquitecto Javier Carvajal, la construcción de la Torre de Valencia se llevó a cabo entre 1970 y 1973. Con una altura de 94 metros y 27 plantas, fue concebida con fines residenciales. Su ubicación, en el cruce de la Avenida de Menéndez Pelayo con la Calle de O’Donnell, frente a una de las esquinas del Parque del Retiro, generó controversia debido a su impacto visual en la zona.
La torre representa una manifestación del brutalismo, estilo arquitectónico caracterizado por el uso de hormigón expuesto y formas geométricas robustas. Este enfoque buscaba reflejar una estética de honestidad estructural y funcionalidad. Sin embargo, su diseño fue objeto de críticas por parte de los ciudadanos y profesionales, quienes consideraron que su presencia alteraba la armonía visual de áreas emblemáticas de Madrid, como la perspectiva desde la Plaza de Cibeles hacia la Puerta de Alcalá.
Exterior
La Torre de Valencia tiene una estructura monolítica de hormigón, que se refleja tanto en su fachada como en sus elementos de soporte. El uso de hormigón expuesto es una característica central del brutalismo, que busca mostrar la «verdadera» esencia de los materiales sin revestimientos innecesarios.
La fachada presenta una serie de paneles de hormigón, con una textura rugosa que le da un aspecto áspero y robusto, lo cual contrasta con los edificios más tradicionales de la zona.
El edificio está compuesto por 27 plantas, de las cuales la mayoría son viviendas. Las plantas están dispuestas de manera vertical, acentuando la verticalidad del diseño, que es un tema recurrente en la arquitectura brutalista. Las ventanas de cada planta están dispuestas en una cuadrícula regular, lo que refuerza la geometría rígida y la simetría del conjunto.
Interior
El interior fue diseñado para ofrecer un nivel de confort y funcionalidad adecuado para los residentes. A lo largo de las plantas residenciales, cada una cuenta con una distribución de espacios prácticos para la vida diaria. Los apartamentos son espacios amplios, con ventanales grandes que permiten la entrada de luz natural, proporcionando vistas panorámicas de la ciudad.
El uso de materiales sencillos y funcionales en el interior refuerza la filosofía brutalista de «forma sigue función». Las superficies en los interiores están acabadas en materiales como el hormigón pulido, el madera y el acero, con el objetivo de crear espacios cómodos pero sin recargar la estética con detalles ornamentales innecesarios.
Planta Baja y Áreas Comunes
En la planta baja, el espacio está dedicado a servicios comunes, como entradas, áreas comerciales y garajes. Estos espacios están diseñados con el mismo enfoque funcional y austero que el resto del edificio. No hay grandes adornos ni ornamentaciones; en su lugar, predomina un diseño que busca la utilidad y el pragmatismo.
Detalles
Algunos elementos decorativos como el uso de paneles de hormigón texturizado, y los baluartes horizontales que sobresalen de la estructura, agregan un toque de interés visual sin perder el enfoque funcional.
El edificio también cuenta con elementos modulares y una distribución repetitiva en sus fachadas, lo que le da una cierta uniformidad y coherencia al diseño. Estos detalles, aunque sencillos, contribuyen a la estética del edificio, que se caracteriza por su sobriedad y su énfasis en la estructura.