Fuente:

Valdez, F., (2009) “Mariscal Jean de Dieu Soult, duque de Dalmacia. Memorias España y Portugal”


La «revancha» de los Arapiles en Salamanca.

Tiempo exacto: 14 de octubre al 10 de noviembre de 1812. 

Los dos ejércitos enemigos estaban situados frente a frente como varios meses antes, y el mariscal Soult señalaba que debido a la geografía cercana a Salamanca el campo de batalla estaba listo y casi predestinado para ser el escenario de los combates en la guerra. En caso de la derrota francesa estos campos estaban señalados para la huida hacia el norte de España o rumbo a Portugal. Por segunda vez el ejército francés seguía al ejército inglés y tenía como fin amenazar sus comunicaciones con Ciudad Rodrigo, como en el mes de julio precedente el ala izquierda del ejército inglés ocupaba la posición de San Cristóbal ante el ejército portugués que venía de Tordesillas.

El grueso de los ingleses se hallaba en la orilla izquierda, en torno a los Arapiles cerca de Salamanca, quedando a merced de los hombres de Marmont. Parecía ser la venganza de los Arapiles, aquella batalla que a los franceses les dolió tanto perder, y por ello el mariscal Soult le llama la «revancha de los Arapiles» en perspectiva.

Se situaban al comienzo de la carretera de Ciudad Rodrigo. Ante la resistencia presentada a mi vanguardia, el 10 de noviembre, fui yo mismo a reconocer la posición, mientras esperaba al ejército del rey. Comprobé que esta línea no podía ser tomada a viva fuerza más que a costa de graves pérdidas. Valía más hacerlo caer cruzando el Tormes por otro punto. Hice reconocer los vados. Un paso que descubrí, con el rey, a dos leguas escasas por debajo de Alba, me gustó al principio.

Valdez, F., (2009) “Mariscal Jean de Dieu Soult, duque de Dalmacia. Memorias España y Portugal.

Hippolyte Bellange, Granadero de infantería de línea. 1795, Sitio ruso de la Guerra de 1812, 1843. Recuperado de: http://www.museum.ru/museum/1812/Army/Bellange/index.html

El avance debía situarse por encima de Alba para que fuera fácil ocultar al enemigo británico los movimientos de los ejércitos del Mediodía y del Centro los cuales se dirigirían directamente contra la derecha de la posición enemiga. José I acepto estas observaciones del mariscal Soult y lo puso bajo el mando del ejército del Centro para iniciar los movimientos de batalla, para ello se habían reunido 80.000 franceses frente al ejército enemigo, que sólo contaba con 68.000 hombres. El número daba la superioridad a los franceses; el ejército enemigo contaba, por el contrario, con la ventaja de ocupar una excelente posición en el campo de batalla, estudiada con cuidado, en la que concentraba todos sus medios.

El duque de Dalmacia avanzaba con mucha confianza en la armada francesa, pues si bien el campo de batalla fue elegido por el enemigo estaba confiado en la experiencia de los mariscales y que se poseía la ventaja numérica. Herir al enemigo y hacerle perder sus tropas y que este se viera obligado retirarse en las peores condiciones, equivaldría, en su caso, a una batalla perdida para los ingleses y por ende una victoria de la armada napoleónica, la venganza sería consumada.

Wellington no ignoraba que las fuerzas francesas reunían todo aquello de que disponíamos en España. No tenían ninguna posibilidad de ser reforzadas, ni, tampoco, de ver reparadas sus pérdidas. Un fracaso, o un éxito a medias, que siempre debe preverse en la guerra, o, incluso, un éxito adquirido a costa de graves pérdidas, comprometería nuestra situación en España. Él, en el peor de los casos, después de una derrota, se replegaría hacia Portugal, donde no podríamos perseguirlo.

Valdez, F., (2009) “Mariscal Jean de Dieu Soult, duque de Dalmacia. Memorias España y Portugal.

Hippolyte Bellange, Regimiento de dromedarios, 1798 Ejercito egipcio, Sitio ruso de la Guerra de 1812, 1843. Recuperado de: http://www.museum.ru/museum/1812/Army/Bellange/index.html

El mariscal Soult refirió a sus compañeros que se debía avanzar por el terreno lo más pronto posible y para ello se tenía que construir puentes para el cruce de material y hombres, se fijó el movimiento para la mañana del 14 de octubre. El movimiento se ejecutó con la mayor exactitud, marchando primero la caballería ligera y tres divisiones de dragones pasando después, sorprendiendo al enemigo que no se había percatado del cruce de las tropas. El ejército que se había formado, descendió la ladera que mira hacia Salamanca siguiendo el camino que viene de Salvatierra y pasa por el pueblo de Mozárbez y los Arapiles.

Los ingleses se hallaban fuertemente situados en esta última posición, separada de Mozárbez por un telón de colinas. De esta manera los franceses llevaban con éxito la primera parte del movimiento dejando a los británicos con la única opción de replegarse hacia las zonas más seguras, o por el contrario ser destruidos por las tropas de los napoleónicos del mariscal Soult.

Wellington, sorprendido al principio por el cruce, esperaba ser atacado en los Arapiles. Se fiaba de la potencia de su posición. Sólo, por la noche, hizo acercarse, desde San Cristóbal, a la mayor parte de su ala izquierda. Por su parte, Hill se apresuró a evacuar Alba y a reunirse con el grueso del ejército en Calvarrasa de Arriba, después de haber destruido el puente sobre el Tormes. Sólo quedó un destacamento en el castillo. Las divisiones del ejército de Portugal, acampadas ante Alba, cruzaron entonces los vados, desgraciadamente con demasiada lentitud.

Valdez, F., (2009) “Mariscal Jean de Dieu Soult, duque de Dalmacia. Memorias España y Portugal.

Thomas Rowlandson, La Marcha de los Pícaros, Museo Metropolitano de Arte de Manhattan, 1808. Recuperado de: https://www.metmuseum.org/art/collection/search/788297

Resumen: La revancha de los Arapiles es narrada por el mariscal Soult como un movimiento que se llevó a cabo cerca de octubre a noviembre de 1812, cuando los ejércitos británicos se replegaron a los campos de Salamanca. El mariscal Soult y el rey José Bonaparte planearon como rodearlos de una manera estratégica para encerrarlos, dejándoles muy pocas opciones a los ingleses dirigidos por Lord Wellington. La ventaja francesa en este evento fue tanto numérica como de posición estratégica en el campo de batalla, todo gracias a un pronto reconocimiento del terreno por parte del duque de Dalmacia, lo que dejó a Wellington con solo dos opciones, retirarse o combatir hasta ser destruido, eligió la segunda escapando por un río lejano de la zona.

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La «revancha» de los Arapiles en Salamanca.

Tema: Guerras Napoleónicas

Tiempo: 1810 - 1819

Eventos históricos: Guerra de la Independencia Española