Guernica (1937) es una obra de Pablo Picasso hecha como encargo del director de la DGPCBA, Max Aub Mohrenwitz, a petición del Gobierno de la Segunda República Española para ser expuesto en el pabellón español durante la Exposición Internacional de París de 1937, con la finalidad de traer simpatizantes. La exposición estaba destinada a mostrar todo lo referente a innovación a nivel mundial, sin embargo, en el caso de España, Picasso decide hacer una obra política como crítica a la Guerra Civil, particularmente al bombardeo de Guernica y Luno en País Vasco por parte de la Legión Condor alemana y la Aviación Legionaria italiana en abril del mismo año. Violencia, represión, guerra e injusticia son algunos de los conceptos de los cuales parte para la creación de esta obra que funciona como un manifiesto de la crueldad ejercida a un pueblo inocente. Guernica es el resultado de la evolución pictórica de Picasso —para ese momento inscrita en el cubismo— y se distingue de su obra previa por elementos como la escala y el color.

De casi ocho por tres y medio metros, las dimensiones de esta obra son titánicas y tienen como intensión el impacto, generar una sensación enervante de monstruosidad que permita captar su mensaje; mientras que la carencia de color prima a la escala de grises como la representación de la desgracia inherente a la guerra. Dentro de la obra podemos identificar lo que puede ser una referencia a La Piedad de Miguel Ángel y uno los motivos más representativos del autor: el toro. Picasso fotografiaba la obra conforme a su progreso, de modo que hoy en día podemos cada uno de los estados de Guernica: los estudios preliminares y los bocetos hasta el resultado final. Hay todo un análisis formal detrás de las formas en que muestra el horror de la guerra, haciendo único al uso de la violencia en esta pintura: podemos observar la distorsión de los cuerpos humanos y animales mediante el grito, la deformación del ojo en lagrima, manos retorcidas apretando fuertemente objetos como una espada y una vela —como símbolos de lucha y esperanza— y rostros mirando al cielo, como buscando el socorro en la divinidad o viendo desesperados abrir las compuertas de un Heinkel He 111.

Después de la exposición, la obra estuvo de gira mundial durante 19 años, tiempo en el que, para su traslado, tuvo que ser enrollada y desenrollada un sinfín de veces, lo que terminó por dañarla paulatinamente y hasta el final de su tour en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Instaurada la dictadura militar de Francisco Franco en 1940, Picasso ordenó al museo hacerse cargo de la obra hasta reinstaurarse la Republica, regresando a España en 1981 para ser expuesta en el Casón del Buen Retiro hasta 1992, cuando es trasladada al Museo Reina Sofia de Madrid, donde se encuentra en exhibición permanente. El traslado de Guernica del MoMA a España fue clandestino: uno de los implicados comenta que subieron la obra a un camión sin logos ni matriculas rumbo al aeropuerto para después subirla a un vuelo comercial con el objetivo de que pasara desapercibida.

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