Expo Paris 1937. (s.f.). Boureau international des Expositions. https://www.bie-paris.org/site/fr/1937-paris
L’Exposition internationale des arts et des techniques appliqués à la vie moderne tuvo lugar en París del 24 de mayo al 25 de noviembre de 1937, sucede a la Exposición General de Primera Categoría de Bruselas (1935) y precede a la Exposición General de Segunda Categoría de Nueva York (1939). Prevista desde 1929, el Comisario Edmond Labbé y el general Henri Giraud presentan al parlamento un proyecto basado en abolir la idea de que el arte y la tecnología son opuestos, apuntando también a promover la paz mundial dado el contexto de crisis económica y tensión internacional. Se presenta con un presupuesto austero, siendo inicialmente concebido para un área de 30 hectáreas a los alrededores de la Torre Eiffel, no obstante, la exposición eventualmente albergó las 105 hectareas para 45 países participantes, llevando a cabo diversas obras públicas en un espacio que cubre el Trocadero, el Campo de Marte y las orillas del Sena. Se crearon varios edificios de carácter temporal para la exposición, con la excepción del Palacio de Chaillot que vino a sustituir al Palacio del Trocadero. La Torre Eiffel se moderniza para la ocasión con nueva iluminación y distribución de su 1er piso y restaurantes, además, se reorganizaron las exposiciones de los museos y el Hotel de Sagan fue adquirido por el gobierno, con lo que el presupuesto escaló a 1.443.288.391 francos.
La inauguración estaba prevista para el 1 de mayo, día de los trabajadores y fecha importante para el Frente Popular, sin embargo, los retrasos sufridos en 1936 a causa de inundaciones, huelgas y sabotajes dificultaron esta posibilidad, por lo que se hizo trabajar a los empleados a marchas forzadas fines de semana y días festivos. Finalmente, la exposición fue inaugurada —mientras tenía lugar la finalización de las obras— el 24 de mayo por el presidente en curso, Albert Lebrun; ese mismo día se otorgaron medallas de oro a dos grandilocuentes pabellones de arquitectura neoclásica pertenecientes a las naciones cuya oposición ideológica protagonizaba la tensión internacional: el pabellón alemán de Albert Speer, coronado con el emblema del Reich, y el pabellón soviético de Boris Iofan, decorado con la escultura El trabajador y la koljosiana de Vera Mukhina, actualmente ubicada en el Centro Panruso de Exposiciones en Moscú.
Como respuesta a la Guerra Civil española y el avance de Francisco Franco, el pabellón de España presenta obras de vanguardia para traer simpatizantes a la causa republicana; Picasso crea Guernica, Julio González La Montserrat, Alexandre Calder La Fuente de Mercurio y Joan Miró El Segador, exhibidas junto a un extracto de Don Quijote: «Uno debe exponer su vida por su libertad». La gran protagonista es la arquitectura moderna que caracteriza varios pabellones, empezando por el de los Nuevos Tiempos de le Corbusier, seguido del pabellón de la Electricidad, Solidaridad Nacional, Higiene, la Junta de Tabaco y Café de Brasil de Mallet-Stevens, la Unión de Artistas Modernos de Pingusson, Japón de Junzo Sakakura y Finlandia de Alvar Aalto, haciendo a la Exposición de 1937 la exposición de las innovaciones, de un gran momento en el arte y testimonio de un deseo de paz y progreso.
Se concibe como una herramienta para democratizar el acceso a la cultura, los medios de comunicación y la ciencia por parte del Gobierno del Frente Popular, electo un año antes: el Palacio de los Descubrimientos pretende ser accesible a todos para enseñar ciencias, los pabellones implementan medios populares como el cine y la radio. También se comisionan cientos de obras de artistas como Fernand Léger, Raoul Dufy, Auguste Herbin y Robert y Sonia Delaunay, y se fomentan las creaciones colectivas y el arte mural para su exhibición en espacios públicos. El secretario de Estado de Recreación y Deporte, Léo Lagrange, instaura los lunes como el día semanal de precio reducido para facilitar el acceso a la mayor cantidad de visitantes posible, que asciende a 31.040.955. La Exposición Universal de 1937 cerró sus puertas el 25 de noviembre; su rotundo éxito generó el deseo del gobierno francés de reabrir la exposición para 1938, no obstante, el Senado votó en contra. Significó el reflejo del período de entreguerras, en el último volumen del informe general, Edmond Labbé lo define como: «Un oasis benéfico, un oasis de paz».