Universidad Nacional de Trujillo. (2021). Análisis arquitectónico de la Casa Batlló [Escuela de Arquitectura y Urbanismo] Archivo Digital.
Construcción
Josep Batlló concedió total libertad creativa a Antoni Gaudí, encargándole unas obras que en principio consistían en derribar el edificio. Sin embargo, gracias la audacia de Gaudí, se descartó el derrumbe de la Casa, llevando a cabo una reforma integral entre 1904 y 1906. El arquitecto cambió completamente la fachada, redistribuyendo la tabiquería interior, ampliando el patio de luces y haciendo de su interior una auténtica obra de arte. Además de su valor artístico, la obra reviste una enorme funcionalidad, más propia de nuestro tiempo que del pasado. Incluso hay quien ve en ella elementos precursores de las vanguardias arquitectónicas de finales del s. XX
Concepto
Las formas orgánicas que Gaudí utilizó en la restauración de la Casa Batlló reúnen todo un universo simbólico de inspiración marina que transporta a quien la observa a un mundo onírico de paisajes encantados y fantásticos.
No deja de llamar la atención, como sucede con la mayoría de los proyectos del arquitecto catalán, la utilización de elementos arquitectónicos precursores de las vanguardias de finales del siglo XX, tanto en los conceptos como en la metodología utilizada, consiguiendo una gran funcionalidad en sus espacios, sin perder ni un ápice de su valor artístico. La Casa Batlló es una obra maestra de forma, color y luz en la que con su idea moderna de la ventilación
Fachada principal: La ondulada fachada cubierta con mosaicos de espléndidos colores es probablemente la más sugestiva, creativa y original de la ciudad. La entrada principal se ubica a la izquierda del edificio y a la derecha el acceso a las cocheras. Los balcones parecen fragmentos de cráneos con las aberturas de los ojos y la nariz. Las losas de los balcones se cambiaron por unas de planta curvada y encima se colocaron las famosas barandillas que tantas interpretaciones han originado.

Balcones casa Batllo con froma de craneos

Fachada y corte de casa Batllo
El revestimiento de la fachada, adornado con trencadís de vidrio y cerámica de colores, incluye 330 discos cerámicos de diferentes tamaños. Los balcones y detalles ornamentales, como el balcón del desván en forma de flor, aportan un carácter onírico al edificio. En la parte alta, la simetría de la fachada se rompe con elementos como una terraza, un torreón coronado con una cruz, y monogramas religiosos, todos revestidos con trozos de cristal.

Fachada casa Batllo

Corte longitudinal de la edificación
Tejado: El tejado que corona la residencia es uno de los más característicos de Gaudí para edificios urbanos, culminado con una forma ondulada que recuerda la espalda arqueada de un dragón; está recubierto de tejas cerámicas que parecen escamas.
Espacios: La restauración realizada por Gaudí agregó una quinta planta a la residencia, que en su momento fue destinada al personal de servicio, amplió los sótanos donde se ubicaron los trasteros y las carboneras, la planta baja se dedicó a cocheras a ras de calle, reestructuró la planta noble, amplió el patio de luces central, rehízo las fachadas tanto posterior como principal y construyó un nuevo techo.
La obra, que con una superficie de 4300m2, 32m de altura y 14.5m de ancho, consta de sótano, planta baja, principal con patio, cuatro plantas enteras, desván y azotea, acceso privado a la planta noble o principal y una escalera de vecinos que discurre por un patio de luces ensanchado, al igual que el ascensor.

Plantas de los tres primeros pisos del edificio Batlló, donde se puede observar la gran cantidad de formas orgánicas en las paredes en PB y su suavización en los pisos superiores.

Plantas de los 3 pisos siguientes de departamentos, donde se puede observar la ausencia de formas orgánicas en las paredes.
Estructura: Los espacios conseguidos en el desván del edificio llaman la atención por la sencillez de sus formas, sus espacios diáfanos y su versátil funcionalidad. En el destacan una sucesión de 60 arcos catenarios de ladrillo catalán que forman una estructura que evoca el lomo de un animal y sirve para sostener el techo, que en el exterior fue cubierto con escamas de cerámica, tal vez el Dragón de San Jordi, patrono de Barcelona. Desde la sala principal del desván se aprecia la estructura de costillas y esternón que crean los arcos parabólicos que sirven de soporte a la terraza.
La escalera que comunica este espacio con la terraza es una robusta escalera helicoidal de hierro. Gaudí supo aprovechar el hierro forjado no sólo como característica estética y ornamental, sino también como refuerzo estructural.
Además de la parte ornamental, en esta casa Gaudí trabaja algunos conceptos que permiten su eficiencia climática, como en el patio de luces cuyas ventanas poseen un mecanismo inferior de madera con un sistema giratorio que permite que se abran para mantener la ventilación.

Corte isométrico de La Casa Batlló
En conclusión, La Casa Batlló es una de las obras más emblemáticas de Antoni Gaudí, es un testimonio del genio innovador del arquitecto dentro del modernismo catalán. Ubicada en el Paseo de Gracia de Barcelona, su fachada es un espectáculo visual que mezcla formas orgánicas con una paleta de colores vibrantes. El uso de trencadís (mosaico de fragmentos de vidrio y cerámica) recubre la fachada, otorgándole un aspecto de dinamismo y movimiento. Los balcones, que recuerdan máscaras o huesos, y el tejado ondulante, que evoca las escamas de un dragón, refuerzan el simbolismo de la obra, a menudo interpretada como una representación de la leyenda de San Jorge y el dragón.
El interior de la Casa Batlló no es menos impresionante, con detalles que continúan la fluida interacción entre la naturaleza y la arquitectura. Espacios como el patio de luces y las escaleras parecen cobrar vida a través de formas sinuosas y una cuidadosa manipulación de la luz natural. Gaudí también rompió con la simetría tradicional, utilizando elementos como columnas esculpidas y vidrieras para crear un ambiente único en cada rincón.
En conjunto, la Casa Batlló no solo es una joya estética, sino también un ejercicio avanzado en el uso de la arquitectura funcional para expresar ideas y emociones. Su diseño innovador y su capacidad para fusionar arte, naturaleza y estructura lo convierten en un hito de la arquitectura modernista y un símbolo icónico de Barcelona.