Jean de Dieu Soult. El hombre que le sirvio a Francia.

A mediados de 1813 la guerra contra España por parte de la Francia napoleónica estaba en plena decadencia, pues tan solo de julio a agosto de 1813 los franceses perdieron la Batalla de los Pirineos, la Batalla de Maya, la Batalla de Sorauren y la Batalla de San Marcial, apenas ganando la batalla de Roncesvalles por estrategias del general Honoré Charles Reille el 25 de julio de 1813. Esta serie de derrotas francesas por supuesto que mermarían el rendimiento de los soldados y los altos mandos napoleónicos que desesperados veían desembarcar más tropas británicas, secundadas por los soldados lusitanos y los legendarios guerrilleros españoles.

En abril, el mismo mes de la Batalla de Tolosa se crea el Manifiesto de los Persas: manifiesto de los absolutistas, contrarios a la Constitución y a las Cortes tradicionales. Para el 29 de abril los franceses se retiran de Barcelona y en mayo de 1814 Fernando VII suspende las Cortes de Cádiz y la Constitución. El destino de Napoleón Bonaparte y el del mariscal Soult no terminaría en España, resistiría hasta 1815 en la casi legendaria Batalla de Waterloo librada el 18 de junio del mismo año. En esta famosa batalla Soult participó de modo destacado, aunque esto no evito la derrota final de la «Grande Armée». La caída del Imperio de los Cien Días y la vuelta de los Borbones al trono francés dieron lugar a toda una serie de represalias a las que Soult no pudo sustraerse.

Después de Waterloo el 17 de octubre de 1815 el ex emperador desembarcó en la isla de Santa Elena en mitad del océano Atlántico, exiliado luego de su derrota definitiva y murió en 1821. Soult por su parte entre 1816 y 1819 hubo de vivir desterrado en Alemania, pero su restitución a la vida pública llegó con el gobierno de Luis Felipe de Orleans, más tarde fue designado para el ministerio de la Guerra el 2 de agosto del año de 1830. Ocupó la presidencia del consejo de ministros entre el 11 de octubre de 1832 y el 18 de julio de 1834 y fue puesto en el cargo dos veces más, en mayo de 1839 y abril de 1840. Renuncio por razones de edad, el 15 de septiembre de 1847. Soult no se retiró de la vida pública totalmente, pues presto otros servicios a su patria ya de anciano, muriendo finalmente el 26 de noviembre de 1851, en Saint-Amans-la-Bastide su pueblo natal. Así hasta el final de sus días el mariscal Soult, amante de las bellas artes, estratega francés, duque de Dalmacia y autor de estas memorias sirvió a su país y habito en él hasta su fallecimiento.