Schlögel, K. (2021). El siglo soviético. Arqueología de un mundo perdido. Galaxia Gutenberg. | Bittner, S. (2008). Mora, E. (1990). El Proyecto del Gran Moscú. COAM p
La cultura del ocio y el descanso se erigieron como instituciones de gran relevancia en la cotidianidad soviética, motivando la creación de diversos espacios para que los ciudadanos de la URSS pudieran disfrutar de su tiempo libre. Esta iniciativa buscaba implementar la visión del «nuevo ser humano», capacitado para trabajar, descansar y educarse en su vida diaria, superando la dicotomía tradicional entre ocio y trabajo.
El gobierno soviético, consciente de la importancia de esta transformación, canalizó sus recursos hacia la inauguración de espacios como parques, museos y teatros con el propósito de hacer realidad la concepción del «nuevo ser humano». Un claro ejemplo de esta estrategia es el Ballet del Bolshoi, que no solo brindaba entretenimiento, sino también educación de manera simultánea. Al analizar minuciosamente la disposición de estos lugares, se percibe que nada estaba al azar; cada estatua y perspectiva tenía una función específica, dando lugar a una forma de diversión organizada. En cierto sentido, este enfoque puede compararse con la filosofía que impulsa lugares como Disneyland, con el objetivo de lograr la «fuerza mediante la alegría».
Gran parte de este proceso tuvo lugar en la ciudad de Moscú, vinculado al «plan de transformación» de 1917. Este ambicioso plan buscaba urbanizar la entonces pequeña Moscú, transformándola en una de las principales metrópolis del mundo, comparable incluso a ciudades como Nueva York. El plan contemplaba la construcción de nuevas torres, infraestructuras y, por supuesto, la creación de nuevos espacios públicos para la ciudad, tal como detalla el artículo de Santiago Esteban de la Mora.