La Constitución de 1791 es el producto de los primeros años de la Revolución Francesa, y marcó un hito muy importante en el avance de la participación política frente al anterior modelo del Antiguo Régimen. El 3 de septiembre de 1791, la Asamblea Nacional Constituyente, aprobó la Constitución del 91 que estuvo en vigencia hasta el 10 de agosto de 1792. Ella proclamaba el principio de soberanía popular y organizaba un régimen de monarquía parlamentaria, introduciendo la división de poderes de Montesquie.